La realidad ha sido tan corrompida que ha llegado al punto de resquebrajar los sueños. De romper la ilusión de quitarnos los cuentos, la sociedad está tan alterada que tan solo busca cazar al soñador. Apresar al creador, al artista y al inventor, matando la fantasía y carcomiendo la risa como un roedor.
Antes, un soñador era un loco, hacedor de peligros, amenazas y guía para lo desconocido ahora es un valiente que sobrevive a las consumidoras llamas de un mundo negro, el soñador es una de las pocas personas que aún puede amar puramente para la realidad es locura, trata de evitar la fantasía a toda costa. Pero, aún se puede soñar con el amor, es la clave, la nueva gasolina de un sueño, el punto de inicio de la ilusión, el amor es la salvación.
Hay una evidente necesidad de personas capaces de construir fábulas, cuentos, leyendas y mitos, de niños que ansían ser bomberos y niñas que aún sueñan con el día de su boda. La medicina del mundo son los sueños y los soñadores son los doctores, a lo único a lo que la sociedad actual teme son a los soldados de las nubes que van con espadas de estrellas para apuñalar a la realidad hasta lo más profundo.
Soñar es de valientes, es de guerreros, estamos en guerra y el cielo la pelea desde la mente y el corazón, cuando uno sueña la realidad pierde, se da la vuelta y se va haciendo una veña.
-Lucy A.
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