Estaba ese día
sentado en mi taller
Acordándome de cómo
te creé
Con las manos
preparadas y el corazón palpitante
Tomé algo de
polvo, con eso te formé
Empecé con tus
huesos y terminé con tu piel
Pintando detalles
con mi delgado pincel
Primero tus ojos,
los detalles de tus pies
Tus diminutos
lunares y pecas café
Cada cabello de
la cabeza, pestaña y diente pinté
Con blanco hueso
y plateado también
Cada arteria y
cada nervio de tu cerebro sin miedo junté.
Con mis propias
manos te diseñé
No necesité
planos, solo el corazón
Que por ti moría
Desde el día uno
y hasta el noveno mes
Para siempre
ardería por tus pequeños pies
Andando por la
tierra desnudos
Volando tal vez
Porque
insististe, por eso te creé
Y no me
arrepiento
Al verte solo siento
que gané
La dicha de
mirarte sonriendo
En el lago
conversando conmigo
Al alimentar al
pato blanco
Mi dicha diaria
es verte crecer
Mi pequeño retoño
ver florecer
La semilla que yo
mismo planté
Dando un fruto
delicioso que me deleito en comer
En este mismo
taller te formé
Desde tu primer
cabello hasta tu dedo meñique del pie
Ahora has crecido
y espero con ansias
El día de gloria
cuando abrazaré de nuevo tu piel.
-Lucy A.
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