De
repente, miras al cielo y te das cuenta que ya no hay vuelta atrás, nada más
queda conquistar el mañana y reír con el ayer, te das cuenta de que no puedes
volver, pero puedes perder el miedo y correr, sentir un viento nuevo en la
cara, entonces, respiras hondo, dejas caer tu última lágrima para decir adiós, y,
ya es hora, estás listo y corres rápido sin parar...corres...
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