Allí estaba ella en el dintel de la puerta escampando las gotas que caían del cielo incesantes, esperando un carruaje que habría agendado previamente para cargar equipaje.
Entonces al húmedo olor de la lluvia y las manos frías refugiadas en el bolsillo se puso a recitar un bello poema elaborado en su cabeza, miraría al cielo como si este la escuchase.
Su poesía se refería a un caballero de sombrero humilde, estatura baja y tez morena, en sus ojos se reflejaba un brillo aunque tenue era notable como al divagar se perdía en su prosa andante.
Al recitar las letras su corazón estaría corriendo de voz en voz la velocidad iba subiendo, ahora su corazón parecía el mismo tambor del tamborilero del pueblo, era el caballero que a su pecho estremeció tanto que el mismo corazón anhelaba salir corriendo a su encuentro.
-Lucy A.
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